Manuel Andrés debutó en 1954 en el Teatro Serrano de Valencia al lado de Pepita Serrador (la madre del creador televisivo Chicho Ibáñez Serrador) con Seis personajes en busca de autor, de Pirandello, y ese mismo llegó a Madrid donde desarrolló la mayor parte de su trayectoria profesional, primero en el teatro, luego en el cine y, a partir de los años sesenta, en televisión.
El hombre que encarnó a Julián Pastor, aquel viejecito gruñón y entrañable en La que se avecina, fue incinerado en una ceremonia íntima en el Tanatorio Municipal de Valencia y el próximo martes 10 se oficiará una misa en su memoria en la Iglesia de San Lázaro, en la calle de Sagunto.
Aquí no hay quien viva, a lo largo de 2006, y La que se avecina, durante los dos años siguientes, le proporcionaron un dulce epílogo a una carrera que comenzó en los platós del Paseo de la Habana allá por 1964, durante las míticas grabaciones de Estudio 1. “El personaje de Julián le sirvió como renacimiento después de algunos años en que había caído en el olvido, fue una retirada con buen sabor de boca”, detalla la que fue su representante desde 2004, Berta Saiz, de Hollywood Management. Y añade: “Andrés era, en cierta medida, un poco como aquel viejito que le proporcionó la fama en televisión: un abuelo con genio y carácter, sarcástico y con mucha chispa. Un hombre amoroso al que todos queríamos mucho”.
Tras la temporada de 2008 optó por regresar a Valencia y enseguida ingresó en la residencia donde falleció anoche, acompañado por sus tres sobrinos, la única familia que conservaba.
El próximo martes 10 se oficiará una misa en su memoria en la Iglesia de San Lázaro, en la calle de Sagunto.