La gran actriz y dobladora valenciana María del Carmen Belloch López, mujer de teatro premiada varias veces en su tierra natal, ha fallecido tras una breve enfermedad. Belloch, que desde la década de los setenta desarrolló una intensa actividad sobre las tablas, trabajó por última vez el año pasado en Blancanieves, la multipremiada película de Pablo Berger, donde encarnó a una de las enfermeras que cuidaban de la protagonista.
Se definía como “una chica muy rebelde”, recibió clases de ballet desde muy pequeña y con solo 18 años, pese a las reticencias familiares, se matriculó en el Real Conservatorio de Valencia. Pero su primera gran oportunidad llegó cuando fue escogida para el estreno en el Teatro María Guerrero, en 1976, de la obra de Francisco Nieva Sombra y quimera de Larra.
“Era una mujer de raza, de entrega total tanto para el trabajo como para los amigos”, la glosaba esta tarde Antonio Medina, que la recuerda como “un ser maravilloso, con una generosidad fuera de la común, un gran sentido del humor y un genio disparatado”. No menos emocionada se ha mostrado Benedicto, para quien la hoy fallecida era “una mujer seria y responsable en el trabajo y muy quijotesca en la vida: juerguista, llena de vida y de hondas convicciones socialistas, aunque siempre muy demócrata y respetuosa con todo el mundo”.
En su tierra natal obtuvo el Premio de la Generalitat Valenciana a la mejor interpretación en la temporada 1992-93, así como el Premio de la Crítica Ciudad de Valencia de 1993. Durante su última etapa trabajó en el estudio de doblaje de Enrique Belloch, su hermano, pero acabó mudándose definitivamente a Madrid hace tres años. En la capital, en su apartamento de la calle de Antonio López, transcurrieron las últimas horas de su vida, muchas veces en compañía de dos de sus primos hermanos, el hostelero Carlos Belloch y el empresario Noel Belloch. Descanse en Paz.
R.A