Tras un año y medio de valiente andadura, toca despedirnos de esta humilde sala del barrio de Chamberí con la que tantas ilusiones hemos compartido desde la Unión de Actores y Actrices. Con la misma honestidad que al inicio de la aventura, Javier Ortiz y el resto del equipo se han despedido públicamente en su blog para dar las gracias y pedir perdón parafraseando a Beckett “fracasando más, fracasando mejor, hasta acertar”.
Durante su corta existencia, han pasado por su escenario más de una veintena de espectáculos con grandes éxitos como “Los miércoles no existen” o “Cuando fuimos dos”, así como una interminable lista de propuestas innovadoras y frescas en el panorama escénico madrileño: circo, webseries, teatro documento, cuentos, magia, exposiciones, poesía… Para nosotros, la Unión de Actores, El Sol de York siempre fue algo más que uno de tantos escenarios alternativos que hoy florecen en Madrid. Han sido -y estamos seguros que seguirán siendo- inmejorables compañeros de profesión, comprometidos hasta los huesos con el teatro y, sobre todo, con quienes se dejan la piel sobre los escenarios, cada vez en peores condiciones.
Se trata de una lamentable pérdida no solo en el plano cultural, sino también para los profesionales del teatro y sus derechos laborales, cada vez más precarios. Si de algo puede estar orgulloso el Sol de York es de haber sido una de las escasísimas excepciones en el trato a los profesionales del teatro: cumpliendo con el Convenio de Teatro, cosa que no ocurre en la inmensa mayoría de las salas pequeñas de la capital. “Nosotros solo cumplimos la ley”, decía Javier Ortiz en una reciente entrevista para la Revista Actores.
Fieles a este compromiso con los trabajadores del teatro y con la cultura por encima de afán lucrativo puro y duro, en su despedida dedican a quien hace imposible continuar el proyecto estas palabras de Domingo Monyota en La Princesa prometida: “Habéis echado mano de subterfugios. Habéis regateado. Aquí estamos hablando de arte y vos sólo habéis visto dinero. Teníais a vuestra disposición una bella pieza y sólo habéis visto vuestro bolsillo lleno. (…) Sois un enemigo del arte y me apiado de vuestra ignorancia”.
Así, con la triste bajada del telón vuelve a esconderse este sol de York, dejando paso a un nuevo invierno de descontento. Pero quienes creemos en el teatro sabemos que el Sol siempre vuelve salir.