El jueves 11 de la pasada semana, el Ayuntamiento de Madrid precintaba el Teatro Nuevo Apolo, situado en plena plaza Tirso de Molina de Madrid. La razón: la aplicación de la polémica normativa de 2011 de Ana Botella sobre protección acústica en la ciudad a raíz de la denuncia de una vecina hace ya 2 años.
Aunque no se trata de la clausura definitiva, sino solo del cierre temporal, este portazo se asienta como un golpe más a la cultura de nuestra capital. Pero no sólo es la cultura la que se ve afectada, con el cierre de uno de los teatros más activos de la capital, 40 personas perderían su trabajo de manera directa. Desde el teatro, replican que la normativa es imposible de aplicar en la práctica y que ni siquiera la cumplen los teatros públicos.
A pesar de todo al Teatro Nuevo Apolo, aún le queda una opción; pasar a formar parte del Censo de Locales del Patrimonio Cultural de Madrid, con lo que podría continuar en funcionamiento bajo una normativa especial distinta. Sin embargo, esto podría llevar algún tiempo y mientras tanto, este emblemático teatro fundado en 1932 seguirá clausurado.