Debutó con Del rosa al amarillo (1963), con la que también inició su carrera el director Manolo Summers. Dejó ver su rostro en muchas películas donde intervino con brío y eficacia. Tras su debut apareció enseguida en algunas comedias blancas dirigidas por Pedro Lazaga (Los chicos del Preu, No le busques más pies…) hasta que, ya adulto, pudo interpretar personajes secundarios de mayor enjundia a las órdenes, entre otros, de Mario Camus (La joven casada), José Luis Borau (Hay que matar a B.), Fernando Colomo (Tigres de papel), Fernando Fernán Gómez (Mi hija Hildegart), José Luis Garci (Las verdes praderas), Jaime Camino (Dragon Rapide), Manolo Matji (La guerra de los locos), Vicente Aranda (El Lute, mañana seré libre), Enrique Urbizu (Todo por la pasta), Pedro Almodóvar (Tacones lejanos), o Pilar Miró (Beltenebros), además de en varias series de televisión, entre las que destacan Celia, de José Luis Borau, Los jinetes del alba, de Vicente Aranda, y un capítulo de Hospital central, su última aparición. Su profesionalidad le permitió realizar una carrera fértil y variada, interrumpida ocasionalmente por su temprana enfermedad, a pesar de la cual fue reclamado con frecuencia por los directores. Aunque nunca llegara a convertirse en un actor popular, algo que por otra parte él tampoco pretendió, siempre fue de una gran solvencia y muy apreciado por los directores.