Okúpame otra vez
Cada vez es más conocido en nuestra sociedad el término ‘Centro Social Okupado’. Los Centros Sociales Okupados cuentan ya con más de 20 años de historia en nuestro país, pero desde el pasado 15 de Mayo de 2011 han vivido un nuevo impulso en cuanto a su número y su alcance en todo el territorio. Pero… ¿qué es un Centro Social Okupado? Intentaremos dar respuesta a esta pregunta y acercarnos de la manera más clara a estos espacios a lo largo de este artículo. En Madrid también se llaman ‘Espacio Liberado’, ‘Centro Social Liberado’ o ‘Espacio Autogestionado’. Todos recogen, sin embargo, similares características: se trata de espacios o inmuebles abandonados que un grupo de personas trata de revitalizar; buscan un fin social, político y cultural; son gestionados por asambleas y, por último, buscan la autogestión y la autonomía de instituciones privadas o públicas.
Los Centros Sociales Okupados están formados, en la mayoría de los casos, por vecinas y vecinos de un barrio determinado que buscan con esta creación varios objetivos: la denuncia pública de la falta de infraestructuras sociales, políticas y culturales gestionadas directamente por las personas; la búsqueda y puesta en práctica de alternativas sociales, políticas y económicas; y la denuncia de la especulación de empresas, bancos y grandes propietarios con edificios abandonados en medio de nuestros barrios, con los peligros que esto conlleva relacionados con la salubridad y la despreocupación por el estado del edificio; en definitiva, el cuestionamiento de la propiedad privada como pilar básico de nuestra sociedad.
Ocio y cultura en manos privadas
Por un lado, se trata de denunciar la falta de infraestructuras sociales, políticas y culturales gestionadas directamente por las vecinas y vecinos. En la actualidad, la mayoría de barrios y pueblos de la comunidad cuentan únicamente con un centro cultural público y en la mayoría de los casos es imposible organizar un evento, taller o charla si no se pasa por una serie de filtros o listas de espera. Por otro lado, el ocio y la cultura están sujetos a las manos privadas en la mayoría de los casos. Es requisito indispensable el desembolso si se quiere acceder a su disfrute.
Además, si pretendes realizar alguna actividad con una carga política fuerte o con un contenido de denuncia pública suelen aparecer las presiones institucionales. Por ejemplo, para realizar una charla de denuncia sobre el estado del parque de tu barrio en el centro cultural tendrás que conseguir el beneplácito de la Asociación de Vecinos oficial y, si ésta recibe una llamada del ayuntamiento, es posible que no lo consigas. Por otro lado, si pretendes recaudar dinero en una sala privada para hacer una denuncia colectiva en los tribunales a Rato por su vinculación al proceso de Bankia es probable que la sala en cuestión reciba presiones de empresas privadas amenazando con retirar patrocinios, por ejemplo.
En los Centros Sociales Ocupados se puede gozar de cierta autonomía en la toma de decisiones que te permite librarte de presiones externas. Además, buscando la autogestión, el proyecto se libera de subvenciones públicas que, si no cumples unos requisitos, pueden convertirse, con su retirada, en una amenaza para tu proyecto. ¿Qué significa la autogestión y la autonomía de los Centros Sociales? Pues precisamente se trata de no depender de ninguna institución pública o privada para realizar tus proyectos políticos, económicos, culturales y sociales. Esta independencia trataría de ser económica por un lado y política por otro, tratando de que tampoco organizaciones políticas como los partidos políticos tengan capacidad de presión en el centro social. ¿Cómo se realiza una alternativa política aquí y ahora? Para empezar, la forma de organizarse en el centro social gira siempre en torno a la Asamblea y las comisiones o grupos de trabajo. Ésta sirve tanto para la toma de decisiones, como para buscar medios políticos transparentes, horizontales y rotatorios en funciones. Se crea así una forma de hacer política totalmente diferente y se permite poner en práctica fórmulas novedosas y diferentes a la democracia representativa y del sistema de votaciones.
Alternativas
Por otro lado, se buscan alternativas sociales y culturales continuamente, tanto en la relación espectador/ artista, espectador/ponente, experto/ inexperto, como en la relación de aprendizaje. El hecho de no tener que hacer frente a presiones económicas o académicas te permite crear nuevos sistemas de enseñanza al margen de relaciones económicas, haciendo accesible a cualquiera, ciertos conocimientos, como al margen de relaciones directivas o autoritarias de aprendizaje, pudiendo desarrollar aprendizajes más comunitarios y grupales.
En el ámbito económico, el camino de la autogestión permite desarrollar alternativas en el terreno laboral y en el intercambio de bienes como productos de consumo alimenticio o de servicios como talleres, clases, seminarios. Estos espacios permiten la experimentación con el trueque, la gratuidad y el precio libre (acordado no por las leyes del mercado, sino el acordado entre productor/vendedor y consumidor). Por otro lado, en el ámbito laboral permite lanzar proyectos de autoempleo que en otros espacios serían muy arriesgados o imposibles de realizar por el coste económico que supondrían.
Otro eje de acción es la denuncia de la especulación inmobiliaria que sufrimos en esta sociedad, por parte de las empresas, bancos y grandes propietarios. Conlleva la subida de precios en el coste de la vivienda y del suelo, encareciendo así el coste de los derechos básicos y de la vida en general. En el Estado español, y en concreto en la Comunidad de Madrid, existen miles de inmuebles vacíos que son objetivo de las Asambleas de los Centros Sociales que denuncian tal situación de abandono okupando, liberando o recuperando espacios abandonados a la especulación para poner en uso y gestión por parte de las personas, entendiendo que el hecho de mantener inmuebles vacíos para la especulación es un acto completamente ilegítimo en el mundo en el que vivimos.
Por último, y quizá el objetivo más complejo de todos, pero a su vez el más cargado políticamente por su búsqueda intrínseca de la transformación social, sería el de la deslegitimación de la ‘Propiedad Privada’ como eje central de nuestra sociedad y por encima de derechos sociales básicos como la vivienda, la salud o la educación. Cuando hablamos aquí del rechazo a la propiedad privada no nos referimos a que todo tenga que ser de todos o que el Estado sea propietario de todas las cosas. Nos referimos a otras formas de propiedad, que harían la sociedad más justa y equitativa, poniendo, por ejemplo el derecho al uso, por encima del derecho a la propiedad. El sistema neoliberal se sostiene sobre la propiedad privada, uno de sus pilares básicos. Las grandes empresas son propietarias de los medios de producción y de los medios de subsistencia, haciendo completamente dependientes a las personas "de a pie" de estas grandes empresas para sobrevivir.
En definitiva, un Centro Social Okupado se convierte en una acción de denuncia permanente. Denuncia la especulación, deslegitima la propiedad privada y permite a la sociedad civil organizarse para empoderarse y desarrollar ese "otro mundo posible" en el aquí y ahora, creando pequeñas islas utópicas a lo largo y ancho del territorio, para demostrar, además, que sí se puede vivir de otra manera.
Autor: Gonzalo Maestro
gonzalomaestro@yahaempezado